23/5/69
En todas las revelaciones que te esperan, no hay ninguna tan fundamental y tan llena de éxtasis, como cuando descubres que la Biblia se trata de ti. Qué alegría será tuya, cuando se revele la palabra de Dios como se registra en los libros de Génesis a la Revelación, y tú, un individuo, te conviertas en la Palabra viva y la intérprete de la Biblia. Se acerca el día en que descubrirás que eres el que fue enviado; que eres la Palabra de Dios que no puede volver vacía, pero debe lograr lo que Dios propuso, y prosperar en lo que fuiste enviado. Me emocioné más allá de toda medida cuando me di cuenta de que yo era la Palabra que se convirtió en carne. Ahora vestido con una bata bañada en sangre, soy (como tú) el
Palabra de Dios, que estaba en el principio con Dios y era Dios.
Te digo: fuiste enviado para un propósito divino, que es cumplir, dando vida a la palabra que llamamos escritura. No hay otro propósito para estar aquí. No llegaste a ser rico, famoso, conocido, fuerte o débil, sino a cumplir esta fantástica obra de una manera viva. La palabra en la forma escrita está muerta. La letra mata, pero el Espíritu hace vivo. Tú, todo Espíritu, eres la palabra viva que interpreta la aparente letra muerta. Estás destinado a descubrir que la historia de Jesús, desde su concepción por el Espíritu Santo hasta su ascensión al cielo, es una señal otorgada por Dios a aquellos que la recibirán.