Se le pide al individuo en cuestión que relaje la mente y el cuerpo y que ingrese en un estado tranquilo, pasivo y receptivo. Así, los sentidos se encuentran parcialmente suspendidos e inactivos. El individuo está en estado de somnolencia y la mente subconsciente se encuentra propensa a la sugestión. Luego, el profesional le sugiere maravillosas palabras sobre la salud perfecta, que entran en su mente subconsciente. El paciente siente un total alivio y, tal vez, una completa sanación. El profesional no queda reducido en sus facultades por las autosugestiones antagonistas del paciente provenientes de la duda objetiva del poder del sanador o de la exactitud de la teoría. En el estado de somnolencia y adormecimiento de la mente consciente, la resistencia se reduce al mínimo y así se obtienen los resultados.
Muchos afirman que porque su teoría les da resultado se trata entonces de la teoría correcta. Eso no es verdad, tal como lo explicamos en este capítulo. Sabes que existen todo tipo de sanaciones. Mesmer y tantos otros curaban porque afirmaban que emitían cierto fluido magnético. Otros hombres aparecieron y dijeron que era todo una tontería, que la sanación se producía por la sugestión.
Todos estos grupos, como los psiquiatras, psicólogos, osteópatas, quiroprácticos, médicos, y todas las iglesias, están usando el único poder sanador universal que habita en la mente subconsciente. Cada uno puede proclamar que la sanación se debe a la aplicación de su teoría. El proceso de toda sanación es una actitud mental definida y positiva, una certeza interior o una manera de pensar llamada fe. La sanación se debe a una confiada expectativa que actúa como una poderosa sugestión para la mente subconsciente y libera su potencial sanador.
Nadie sana porque tiene un poder distinto al de los otros. Es verdad que puede tener su método y teoría propios, pero solamente existe un único proceso de sanación y ese proceso es la fe. Hay un único poder sanador, es decir, tu mente subconsciente. Elige la teoría y el método que prefieras, pues puedes estar seguro de que si tienes fe en él, conseguirás los resultados que buscas.
En el periódico Los Ángeles Examiner, hace algún tiempo, John McDowell habló sobre unas pruebas que se estaban realizando sobre la terapia de la oración en la Universidad Redlands bajo el nombre de «Pruebas psicosomáticas del poder de la simple oración» y escribió lo siguiente:
El doctor William R. Parker, de treinta y siete años, director de la clínica, reveló hoy por primera vez que fueron favorables los primeros resultados de la terapia de oración en un grupo de veinte pacientes con artrosis, tuberculosis, úlcera e imposibilidad de habla.
Estos pacientes, que aceptaron someterse a la terapia de oración, además de la
terapia psicológica grupal habitual de la clínica, han logrado mayor progreso que los otros pacientes regulares de la clínica —dijo el doctor Parker.
Por ejemplo: un paciente con úlcera estomacal que confió solamente en la terapia grupal y en la de oración contó que durante las últimas tres semanas todos los síntomas de su enfermedad habían desaparecido.
Un profesor de la Universidad Redlands, que había padecido la mayor parte de su vida un agudo caso de tartamudeo que no pudo corregirse después de varios años de tratamiento, en la actualidad, no presenta ningún vestigio de dicho impedimento del habla, tras seis meses de terapia de oración.
Otro maestro, que se vio obligado a jubilarse un año atrás por padecer tuberculosis, ha retomado su trabajo docente aparentemente curado.
«El doctor de este hombre, que es un especialista en tuberculosis, hace poco le hizo una prueba de esputo —dijo el doctor Parker—. La prueba dio negativa y el doctor estaba seguro de que se trataba de un resultado erróneo. De inmediato, hizo otra prueba y también ésta dio negativa.»
El doctor Parker -doctor en psicología y no en medicina— hace hincapié en que la terapia de oración no es una milagrosa «curandería» que lo cura todo, sino que se trata de un enfoque científico de la oración y de los efectos que ella produce en la mente subconsciente.
La mente subconsciente, según el todavía pionero mundo de la medicina psicosomática, es la causa de muchas de las afecciones del hombre, incluyendo la artritis, el asma, la fiebre del heno, la esclerosis múltiple, la tuberculosis, las ulceras y la presión alta.
La teoría psicosomática —muy cuestionada por los médicos— establece que esas enfermedades comienzan como desórdenes funcionales en el subconsciente y se convierten en enfermedades orgánicas, que los médicos tratan atacando los síntomas en vez de la causa. La terapia de la oración, según el doctor Parker, es un intento psicosomático de atacar las causas de esos desórdenes en el subconsciente.
«Existen cuatro dificultades básicas de la personalidad que son la raíz de todo lo que funciona mal en la mente subconsciente -afirmó el doctor Parker-. Se trata del miedo, el odio, la culpa y la sensación de inferioridad.»