17/02/67
El título es "Recuerdo de las cosas del futuro". Tengo tanto que decirte en esta hora que es casi como una concentración. Realmente debería tener días para decirlo, hay tanto dentro de este pensamiento, "recuerdo de las cosas futuras". En el libro más controvertido de la Biblia, Eclesiastés, si lo lees, y espero que lo hayas hecho, pensarás que todo es inútil, porque allí se nos dice que no hay nada nuevo bajo el sol. Se nos dice que lo que ha sido es lo que será, y lo que se ha hecho es lo que se hará; y no hay nada nuevo bajo el sol. “¿Hay alguna cosa de la que se diga 'Mira, esto es nuevo'? Ya lo ha sido en tiempos pasados, pero no hay memoria de las cosas pasadas, ni habrá memoria de las cosas por venir entre los que vendrán después”. Eso lo encontramos en el primer capítulo de Eclesiastés (versículos 9-11). Debido a que siempre ha sido parte de las Escrituras, todavía la conservamos y, a lo largo de los siglos, nuestros grandes líderes han tratado de borrarla, de sacarla de las Escrituras, pero afortunadamente sin éxito. Ahí está.
Si tan solo entendiéramos de qué se trata todo esto, que el único Dios se sometió a esta limitación, como nos dice el capítulo 8 del Libro de Romanos. “La criatura quedó sujeta a la inutilidad; no de buena gana sino por razón de la voluntad de aquel que le sujetó en esperanza; para que la criatura sea liberada de esta esclavitud a la corrupción, y obtenga la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (versículo 20). Aquí está éste sometiéndose. Como se nos dice: “Yo digo que sois dioses todos vosotros, hijos del Altísimo; sin embargo, como hombres moriréis y como un solo hombre moriréis, oh príncipes”, Salmo 82. Un gran cerebro, por así decirlo, que lo contiene todo, y tenemos las células cerebrales en la mente de este gran soñador que caerá. Y entonces tú y yo seremos liberados, habiendo pasado por el sueño que tú tomaste, uno por uno.