El arte de morir

Por eso los llamaron los Tres Grandes. Roosevelt fue el primero, seguido de Stalin, y todos eran más jóvenes; luego él, el mayor de todos, y hace el suyo con noventa años.
El arte de morir

26/01/65

El tema de esta noche, el título puede parecer extraño, lo llamo “El arte de morir”. Si en este momento te parece demasiado espiritual, permíteme decirte que cualquier cosa que sea más profundamente espiritual, al final encontrarás que es más directamente práctica. No hay nada más práctico en este mundo que lo más profundamente espiritual, y esta noche éste es el arte de morir. El arte de morir... en el Libro de Juan se nos dice: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (15:13). Mucha gente ha tomado este pasaje y lo ha interpretado como un hombre que va a la batalla y ofrece su cuerpo para proteger a sus amigos. Es un gesto noble y ciertamente maravilloso, pero eso no tiene nada que ver con este pasaje, nada que ver con él. Cuando doy mi vida por mis amigos, no paso ante el cuchillo o la pistola y entrego mi cuerpo en lugar del de ellos. Esto es algo completamente diferente. Esta noche les mostraremos la interioridad de esta ley.

Pablo dijo: “¡Cada día muero!” (1 Corintios 15:31). Pues si todos los días muero y si hoy di este cuerpo, mañana no podría morir; pero cada día mientras llevo este cuerpo muero. Bueno, ¿cómo lo hago? Volvamos ahora a Blake, alguien que tenía una visión clara, clara y perfecta. En su Placa 96 de Jerusalén hizo la siguiente declaración: “Cada bondad hacia otro es una pequeña muerte en la Imagen Divina, y el hombre no puede existir sin hermandad”. No puede existir sino por la hermandad. Bueno, ¿cómo lo hago?

Esto publicaciones es solo para suscriptores pagos