22/05/64
El tema de esta noche es “Dios tiene un propósito”, un propósito infinito y nadie lo frustrará. Pero dentro del marco de su propósito, usted y yo podríamos tener innumerables objetivos, y nadie, en realidad, podría frustrarlo si realmente entendemos su ley; la ley que nos fue dada... cómo nosotros también podemos realizar estos propósitos. Un propósito, en sentido estricto, es un plan deliberadamente concebido que propone una determinada acción, o un plan a ejecutar dentro de esa acción.
Ahora, esta noche, analicémoslo primero de la manera más sencilla. Hace muchos meses hice una pregunta muy simple: “¿ Por qué, por qué creaste el universo, simplemente por qué?” “Nunca dudé de que existe un Dios, porque estuve en presencia del Anciano de los Días… pero ¿por qué? Y la voz vino desde lo más profundo: “Eclosionando, simplemente eclosionando”. Así que el final de todo esto es la eclosión. ¿Eclosionando qué? Él mismo está saliendo del cascarón. ¿Quién, mirando un pequeño gusano, una de estas pequeñas orugas, podría predecir su futuro como mariposa pintada? ¿Quién, mirando un huevo, sin conocer su contenido, podría predecir la belleza del pavo real o tal vez de otra hermosa, hermosa ave? ¿Quién mirando al hombre podría predecir a Jesucristo? ¿Quién en este mundo al mirar al hombre podría ver que el hombre no es más que el huevo y del hombre saldrá Jesucristo? Ninguno fallará, porque su propósito es que ninguno se pierda en todo mi santo monte.