8/2/66
El título de esta noche es "Cosas invisibles". Cuando uno piensa en Jesús, ve un hombre, o con cualquier otro nombre, tal vez ve a Dios, pero ve una persona, algo visible. Cuando leemos las palabras: “Hemos hallado a Jesús, de quien escribieron Moisés en la ley y también los profetas”, uno piensa en un hombre. Tengo la esperanza de que esta noche lo encuentres y veas que no es un hombre . “Las cosas invisibles de él se ven claramente y se entienden por las cosas que están hechas”. Usted lee eso en el capítulo 1, el versículo 20, de Romanos. Se entienden por las cosas que están hechas... “aun su poder eterno y su Divinidad”. “Para que busquen al Señor, con la esperanza de palparlo y encontrarlo”. Por eso él no está lejos de cada uno de nosotros, “porque en él vivimos, nos movemos y existimos”. Eso lo encuentras en Hechos, el capítulo 17 (versículo 27).
Así que lo tomaremos desde aquí e intentaremos desarrollarlo para usted. A Cristo se le llama poder y sabiduría de Dios. En las Escrituras se hace referencia a él como “la Palabra de Dios”. Se nos dice que fue enviado por Dios. Se nos dice: “Mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía, sino que cumplirá lo que me propongo, y será prosperada en aquello para que la envié” (Is.55:ll). Entonces envía su Palabra. Busquemos la palabra “palabra” en hebreo . Es dabar, dabar. Significa “arreglar; en sentido figurado, ordenar las palabras en el habla, comulgar, prometer”. Así que siéntate aquí y tienes una petición. Ahora tomas una petición y la transformas en una frase. Estás en comunión contigo mismo, porque esto que estás haciendo lo estás haciendo y, sin embargo, yo y mi Padre somos uno. Quien me forma, se forma a partir de sí mismo, porque en él vivo, me muevo y tengo mi ser.